Una vez convertidas las vacunas en una realidad, en este periodo pandémico el próximo «trending topic» es la seguridad proporcionada por las primeras vacunas aprobadas, basadas en la tecnología del ARNm. Para abordar este tema, únicamente se puede confiar en la información facilitada por los expertos en este campo y, si, además, dicha información se publica en una revista de gran reputación, mucho mejor.
Un artículo científico publicado hace unos meses en el New England Journal of Medicine, titulado «Maintaining safety with SARS- coV-2 Vaccines» por la Dra. Mariana C. Castells y Elisabeth J. Philipps es de interés y pone especial atención en algunos casos en los que se produjo anafilaxia al administrar la vacuna de ARNm de Pfizer- BioNTech. Asimismo, se han notificado algunos casos con la vacuna Moderna, pero todavía se están analizando.
A fin de clarificar, las vacunas de ARNm en lugar de introducir un gérmen debilitado o inactivado en nuestro organismo, enseñan a nuestras células a fabricar una proteína (o incluso sólo un trozo de proteína) que está presente en la superficie del virus causante de Covid-19 (proteína Spike), y la producción de esta proteína desencadena una respuesta inmunitaria. La proteína Spike permite que el virus se una a las células y permite la entrada del virus en el cuerpo humano. La respuesta inmune generada por las vacunas de ARNm que genera anticuerpos, es la que nos protege de ser infectados, impidiendo que el verdadero virus entre en nuestro cuerpo.
Un resumen de este artículo sería el siguiente:
Estas dos vacunas fueron aprobadas bajo el proceso de autorización de uso de emergencia, que es un mecanismo para facilitar la disponibilidad y el uso de medidas preventivas médicas (como las vacunas) durante esta situación de pandemia.
En relación con la vacuna de Pfizer-BioNTech, las autoridades sanitarias del Reino Unido (MHRA) fueron las primeras en autorizar su uso de emergencia y en las 24 horas siguientes al inicio de la vacunación masiva se notificaron dos casos probables de anafilaxia (los dos casos mostraban alergias previas a alimentos y medicamentos). Las autoridades sanitarias de EE.UU. (FDA) fueron las segundas en autorizarla y a las 24 horas de iniciarse la vacunación se notificó un caso de anafilaxis en Alaska de una persona sin alergias conocidas. A partir de este caso en Alaska, se notificaron varios casos más de anafilaxia asociados a la vacuna de Pfizer-BioNTech en los Estados Unidos tras la vacunación de casi dos millones de trabajadores sanitarios, y la incidencia de anafilaxia con la vacuna de Pfizer-BioNTech parece ser 10 veces superior a los informes de incidencia con vacunas anteriores (es decir, Pfizer 1 de cada 100.000 y otras vacunas 1 de cada 1.000.000). En relación con la vacuna Moderna de ARNm, se autorizó por primera vez el 18 de diciembre de 2020 y ahora sabemos (en la fecha de publicación de este boletín) que ya se han notificado casos similares de anafilaxia en los Estados Unidos.
Como respuesta a los dos casos ocurridos en el Reino Unido, las autoridades sanitarias británicas suspendieron temporalmente la vacunación para excluir a las personas con antecedentes de reacción anafiláctica a los alimentos, los medicamentos o las vacunas. Además, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades dieron como consejo la recomendación de excluir de la vacunación (tanto de las vacunas de Pfizer como de Moderna) a cualquier persona con una reacción alérgica grave o inmediata asociada a cualquiera de los componentes de la vacuna, incluido el PEG (polietilenglicol) o sus derivados.
La anafilaxia es una reacción multisistémica grave de aparición rápida, que puede conducir a la muerte por asfixia, colapso cardiovascular y otras complicaciones. Requiere una respuesta rápida y un tratamiento con epinefrina para detener la progresión de los síntomas que amenazan la vida.
Las manifestaciones clínicas en los dos casos, Reino Unido y Estados Unidos, se produjeron pocos minutos después de la inyección con los síntomas típicos de la anafilaxia y todos respondieron a la epinefrina. Los autores del artículo afirman que las reacciones de anafilaxia son un evento raro para la mayoría de las vacunas conocidas y que algunas reacciones alérgicas podrían ser causadas por los excipientes utilizados en la vacuna o por el antígeno contenido en la misma (el antígeno es una porción del virus o de la bacteria que induce la respuesta de inmunidad del cuerpo generando anticuerpos). Históricamente, la anafilaxia se ha asociado a los excipientes contenidos en las vacunas (huevos, gelatina o látex).
En las vacunas de ARNm de Pfizer-BioNTech y Moderna la envoltura de nanopartículas está hecha de PEG (necesario para evitar que el ARNm de la vacuna se degrade y para facilitar la administración in vivo). Aunque la tecnología en la que se basan las vacunas de ARNm no es nueva, lo cierto es que estas vacunas son las primeras que reciben una autorización de uso de emergencia y, por tanto, no hay experiencia previa que pueda aportar información sobre las reacciones alérgicas asociadas a ellas. La presencia de PEG 2000 en las vacunas ha suscitado la preocupación de que este componente pueda ser la causa de la anafilaxia en los casos notificados y hasta la fecha no se ha generalizado el uso de otras vacunas que utilicen PEG como excipiente. Aunque parece que, es más probable que sea este y no el fármaco activo, el que cause dicha anafilaxia.
Sin embargo, se desconoce si un paciente con reacción alérgica a las vacunas de Pfizer, tiene riesgo de reacción anafiláctica con la vacuna Moderna. Además, tampoco se conocen las implicaciones para el uso futuro de vacunas contra el SRAS-CoV-2, del uso de excipientes similares al PEG (como el polisorbato 80). Por lo tanto, hasta que no se realicen más investigaciones, se ha recomendado que los pacientes con (i) reacción anafiláctica a cualquier componente de estas vacunas de ARNm, (ii) los pacientes con reacciones asociadas al PEG y (iii) los pacientes con reacción de anafilaxia tras recibir la vacuna de Pfizer-BioNTech o de Moderna deben evitar por el momento todas las vacunas de ARNm que contengan PEG y todos los productos que contengan PEG o polisorbato.
En cualquier caso, los autores llaman la atención sobre el hecho de que los efectos secundarios de las vacunas son comunes (inflamación local, fiebre, escalofríos, malestar, dolores articulares, fatiga) pero que las reacciones alérgicas son raras. En cualquier programa de autorización de uso posterior a la emergencia, es de esperar que se produzcan efectos adversos no identificados en los ensayos clínicos cuando se inicie la vacunación masiva. En este caso, con las vacunas contra el SARS-CoV-2 que ya están en el mercado y con las nuevas vacunas que están por llegar, hay que desarrollar estrategias para maximizar la eficacia y la seguridad a nivel individual y de la población, y durante esta situación de pandemia es fundamental centrarse en un enfoque seguro y eficiente para llevar cabo la vacunación masiva.
Las vacunas basadas en la tecnología del ARNm pueden conducir a una nueva era de la vacunología personalizada en la que se pueden adaptar las vacunas más seguras y eficaces a nivel individual de la población, pero hasta la fecha en el mundo de Covid-19 muchas preguntas sobre la seguridad y la inmunidad siguen sin respuesta, ¿Cuánto dura la inmunidad? ¿Qué componente de la vacuna es responsable de las reacciones alérgicas? En cualquier caso, hay que adoptar medidas que sirvan de base para un enfoque estratégico y sistémico de la seguridad de las vacunas.