En 2015, el pueblo llano debe prepararse para una mayor presión fiscal no sibilina sino palmaria.
Cuando viví en Londres me llamó poderosamente la atención lo mucho que se cultivan los ingleses, pues en el metro camino de Canary Wharf observaba admirado cómo la inmensa mayoría de la gente leía. Unos el Financial Times, otros el Herald Tribune, otros a Edgar Allan Poe, otros a John Grisham, pero el caso es que la inmensa mayoría leía y, por ende, se cultivaba, lo cual les permite tener criterio al valorar las cosas.
Tristemente no ocurre lo mismo en España, al menos no de forma generalizada, de modo que nuestra muy mejorable, por ser educado, clase política parte de que somos un pueblo ignorante al que le puede vender un mensaje aunque no sea cierto.
Eso ocurre en mi opinión con la venta de la Reforma Fiscal 2014 como una reducción de la presión fiscal y es que analizada con rigor cabe decir que son más los casos de incremento que de reducción impositiva los que se avecinan y además se aprecia por doquier en los distintos tributos que se modifican.
Que no cabe hablar de menor presión fiscal si se eliminan exenciones como la de 1.500 Euros/año sobre dividendos de cotizadas o se limitan cuantitativamente de forma radical otras como la exención por indemnización por despido está claro.
Que pese a bajar el marginal de las rentas del ahorro del 27 % al 24 %, al transmitir un inmueble dejen de aplicarse tanto los coeficientes de abatimiento (si el inmueble fue adquirido antes del 31 de diciembre de 1994) y los de corrección de la inflación, con la notable minoración de la plusvalía tributable que dichos coeficientes suponían ciertamente impide tildar este cambio de menor presión fiscal.
Que si se minora el tipo nominal del IS pero se eliminan la práctica totalidad de las deducciones derivando ello una mayor tributación efectiva es imposible asociarlo a una menor presión fiscal, al menos para las empresas que osan invertir.
Y podríamos seguir con la fiscalidad aplicable a la distribución de la prima de emisión, la reducción de capital con devolución de aportaciones, la transmisión de los derechos de suscripción preferente, etc.
Invito a la gente a asesorarse debidamente porque conviene mover ficha antes de concluir el 2014 pues menor presión fiscal sólo observo yo que se dispensa en el pasado, en la actualidad y me temo que en el 2015 a los políticos corruptos amigos de tarjetas negras, de herencias no declaradas o de cobros masivos en dinero no declarado, pero el pueblo llano debemos prepararnos para una mayor presión fiscal no sibilina sino palmaria. Y luego se extrañan de qué grupos con peregrinas ideas como Podemos suban como la espuma.
José María Cusí
Socio Director del Área Tributario
Amat & Vidal-Quadras
Fuente: Expansión 5/11/2014